Está el camino de quien tiene esperanza en la misericordia de Dios y sabe que Dios es Padre; Dios
perdona siempre, y además, todo; más allá del desierto está el abrazo del
Padre, el perdón.
La esperanza es esta virtud cristiana que nosotros
tenemos como un gran don del Señor y que nos hace ver lejos, más allá de los
problemas, los dolores, las dificultades, más allá de nuestros pecados, y, que nos
hace ver la belleza de Dios.
Cuando yo me encuentro con una persona que tiene esta
virtud de la esperanza y se encuentra en un momento feo de su vida–ya sea una
enfermedad, una preocupación por un hijo o una hija, o por alguien de la
familia, que padece algo– pero que tiene esta virtud, en medio del dolor, … tiene
el ojo penetrante,… tiene la libertad de ver más allá, siempre más allá. Y ésta
es la esperanza. Y ésta es la profecía que nos ofrece la Iglesia: nos quiere mujeres y hombres de esperanza,
incluso en medio de los problemas. La esperanza abre horizontes, la esperanza
es libre, no es esclava, siempre encuentra un lugar para resolver una situación,
….
Y está el camino de aquellos que se refugian en su propia esclavitud, en su
propia rigidez, y no saben nada de la misericordia de Dios. En el
Evangelio, son eran doctores,… habían estudiado, … pero su ciencia no los ha
salvado. Eran los jefes de los sacerdotes que preguntan a Jesús con qué
autoridad actúa: No tienen horizontes. Son hombres cerrados en sus cálculos,
esclavos de las propias rigideces. Y los cálculos humanos cierran el corazón,
cierran la libertad, mientras la esperanza nos vuelve ligeros.
¡Qué hermosa es la libertad, la magnanimidad, la
esperanza de un hombre y una mujer de Iglesia! … En cambio ¡qué fea y cuánto
mal hace la rigidez de una mujer y de un hombre de Iglesia, … es la rigidez clerical,
… que no tiene esperanza!.
En la Biblia, en el libro de los Números se nos habla
de Balaán, un profeta contratado por un rey para maldecir a Israel. Balaán tenía
sus defectos, e incluso sus pecados, porque todos tenemos pecados, todos. Todos
somos pecadores. Pero no se asusten. Dios es más grande que todos nuestros
pecados.
En su camino, Balaán encuentra al ángel del Señor y
cambia su corazón. No cambia de partido, sino que … cambia del error a la
verdad, y cuenta lo que ve: el Pueblo de Dios vive en las tiendas, en medio del
desierto, y él, … además del desierto … ve la fecundidad, la belleza, la
victoria.
Abrió su corazón,…
se convirtió y … vio lejos,… vio la verdad, porque … con buena voluntad,
siempre se ve la verdad. Es la verdad
que da esperanza, que sabe del perdón, … que vive la misericordia del Señor.
Fernando
Efectivamente, la esperanza es una virtud fundamental para el cristiano.La alegría,las miras altas, el optimismo, alimentan la vida espiritual.
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