jueves, 3 de marzo de 2016

La moneda de la vida

La moneda de la vida tiene en una de sus caras la humil­dad, y en la otra la confianza.
 Cuando soy humilde y reco­nozco mi verdad, entonces confío en Dios.

Y cuando confío en Dios, sabiendo que no puedo ni debo controlarlo todo, soy humilde.


Voy a poner en circulación esta moneda. Con ella puedo adquirir los bienes que realmente valen la pena.

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