lunes, 3 de abril de 2017

Papa Francisco y la Familia:‘¿cómo es mi fe en Jesucristo?’.


¿Creo que Jesucristo es Dios, es el Hijo de Dios?. Y esta fe ¿me cambia la vida? ¿Hace que en mi corazón se inaugure este año de gracia, este año de perdón, este año de acercamiento al Señor?.

La fe es un don. Ninguno ‘merece’ la fe. Ninguno la puede comprar. Es un don. ‘Mi’ fe en Jesucristo, ¿me lleva a la humillación? No digo a la humildad: a la humillación, al arrepentimiento, a la oración que pide: ‘Perdóname, Señor. Tú eres Dios. Tú ‘puedes’ perdonar mis pecados.

La alabanza. La prueba de que yo creo que Jesucristo es Dios en mi vida, es que ha sido enviado a mí, para ‘perdonarme’,  y esto es la alabanza: sí, yo tengo capacidad de adorar a Dios. Alabar al Señor es gratuito esto. La alabanza es gratuita. Es un sentimiento que da el Espíritu Santo y te lleva a decir: ‘Tú eres el único Dios’. Pidamos al Señor que nos haga crecer en esta fe en Jesucristo que nos perdona, que nos ofrece el año de gracia, y que esta fe nos lleve a la alabanza.

Jesús viene a salvarnos de las enfermedades, pero sobre todo, a salvarnos  de nuestros pecados, a salvarnos y llevarnos al Padre.

Fue enviado para esto, para dar la vida por nuestra salvación. Y este es el punto más difícil de entender. Sucede cuando Jesús se nos muestra con un poder más grande que el del hombre, para darnos ese perdón, para darnos la vida, para recrear la humanidad, … También sus discípulos dudaron.
            Según leemos en el Evangelio de Marcos vemos cómo la gente hacía lo que fuera para acercarse a Jesús en el pasaje de la curación del paralítico en Cafarnaúm. Era tan numerosa la gente que tuvieron que abrir el techo del lugar en el que predicaba Jesús y descolgar al paralítico para que Jesús le curase.
Tenían fe, la misma fe que la señora que también, en medio de la muchedumbre cuando Jesús iba a casa de Jairo, se organizó para tocar el borde del vestido de Jesús, el manto de Jesús, para ser curada.
Esta es  la fe fuerte, valiente, que lleva adelante el corazón abierto a la fe.

Jesús da un paso adelante, porque, además de curar, perdona los pecados. Estaban allí los que tenían el corazón cerrado, pero aceptaban -hasta cierto punto- que Jesús fuese un curador. Pero… ¡perdonar los pecados es fuerte! … ¡Solamente Dios puede perdonar los pecados! –pensaron los hombres de la Ley... … Y dijo al paralítico: “A ti te hablo: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”.  No dijo Jesús  ‘Yo soy Dios’ No, no lo dice.  
Nos encontramos con que Jesús comienza a hablar en un lenguaje, en el que, hasta un cierto punto, desalentará a la gente, a algunos discípulos que lo seguían… Este lenguaje es duro, como cuando les habló de comer su Cuerpo como camino de salvación…
Pido que el Señor “nos haga crecer en la fe”. La gente buscaba a Jesús para escucharlo, porque hablaba con autoridad, no como hablaban los escribas. También porque hacía milagros. Y al final, esta gente, después de haber visto esto, se fue, y todos se maravillaron, y alababan a Dios.

                                                                                  Fernando

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