Cuatro
biógrafos contemporáneos de Santa Teresa , en el siglo XVI han aportado datos
relevantes sobre su personalidad: El
Padre Francisco de Ribera, Fr. Diego de Yepes, Fr. Luis de León y Julián de
Ávila
En
su fisonomía psicomoral era eufórica extravertida, entrañable, circunspecta, conversadora feliz, adaptable a cualquier
circunstancia, honrosa y muy entera, hábil en el manejo de la pluma, aguja y
labores caseras. De intrépida fogosidad.
Era de
carácter abierto y comunicativo, viva y alegre por temperamento, de gran
simpatía personal. Mujer de extrema sensibilidad, muy femenina, tenía a la vez
un temple enérgico y varonil que le permitía enfrentarse sin desmayo a las más
espinosas dificultades. Era el suyo un espíritu de fundadora, de mujer de
acción, forjada de intrepidez y voluntad, apasionada y entusiasta. Transportada
frecuentemente a las más altas cimas de la vida espiritual. No perdía nunca el
sentido de la realidad inmediata, ni de las vulgares y prosaicas necesidades,
Solícita para todo, idealista y práctica en difícil equilibrio, ha sido
siempre el símbolo de la mujer castellana en su más estricto sentido
Se la
calificaba como de “inquieta y andariega”, incluso que no era mujer, “sino
varón y de los muy barbados”. Fue enemiga de noñeces y blanduras, pero a esta
fortaleza de ánimo también se le unía una exquisita feminidad: alegre,
sencilla, afectuosa, capaz de una gran ternura, encantaba a quienes la conocían
por la espontánea simpatía que emanaba de su personalidad y por la gracia y
desenvoltura de sus expresiones.
P.P. y Mª. A.
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