sábado, 8 de noviembre de 2014

Encuentra un espíritu que aúne la lucidez y la ternura y camina junto a él

La frase que encabeza es de Platón y me siento plenamente identificado con ella. Porque considero que las personas no estamos hechas para vivir solas y necesitamos sentirnos acompañados y apoyados.
¿Qué caracteriza a estas personas lúcidas y tiernas que debemos buscar como referentes?
Tienen alas y raíces. Alas que arraigan y raíces que vuelan. Con capacidad de soñar. Pero de soñar con los pies en la tierra.
Viven en paz con lo que no pueden cambiar ycomprometidas con aquello que pueden mejorar. En su vida (como en todas) hay luces y sombras, éxitos y fracasos. Pero utilizan la memoria selectiva para superar rencores; para quedarse con lo que las ha forjado como personas y les ha enriquecido; para pasar por la vida asimilando experiencias, sembrando esperanzas, echando raíces y dejando huellas. Y huellas positivas.
Saben identificar el verdadero bien apreciando el regusto que dejan las cosas bien hechas. Respetando la justicia para todos y el bien común.
Si hay personas que encuentran un problema para cada solución éstas que cito como referentes hayan siempre más soluciones que problemas. Y ante las mismas circunstancias en las que algunos tiran la toalla y otros malviven o sobreviven estas personas llegan a ser felices.
Su mirada limpia trasmite confianza y hace la vida agradable a los demás, creando un ambiente familiar, laboral o social donde reina la armonía. Sembradoras infatigables de justicia, de conciliación, de paz, de alegría, de felicidad.
Son personas coherentes, de las que cualquiera se puede fiar. Capaces de sorprendernos. Merecedoras de ser nuestros referentes. Capaces de romper esquemas y de darse sin buscar contraprestaciones.
Apuestan por dar a la vida más de lo que reciben. Se desviven por los demás. Y acaban descubriendo que el que ayuda recibe más que el que es ayudado.
Se identifican con Tagore cuando dice: “Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y vi que en el servicio se encuentra la alegría”.
Tienen algo solido en lo que apoyarse.
La persona concreta que tomo como referencia (Mariaje) se apoya en su fe cristiana. Cristiana en el sentido pleno de esta palabra clave. Y como verdadera creyente y seguidora de Pedro Poveda habla para confesar la verdad que profesa, cuando debe, como debe, ante quienes debe y para decir lo que debe. Porque sabe estar en este mundo sin dejarse arrastrar por el mundo.
Mariaje, (en puertas de los 80) ha dado años a su vida pero, sobre todo, ha dado vida a sus años. Porque no se ha conformado con vivir, sino que ha buscado razones para vivir. Y el hecho de tenerla como amiga me hace sentirme un privilegiado.
Alejandro Córdoba

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