Al atardecer del pasado viernes
20 de marzo, nos arreglamos y salimos de nuestra tierra para acudir a la
llamada del Señor, con el que teníamos una cita en los Ejercicios Espirituales
que anualmente celebramos en Villagarcía de Campos y que esta año dirigía el
Consiliario Regional D. Toribio Cuesta.
Tras la cena entramos en
situación participando en un sorprendente Vía Crucis; sorprendente por
postmoderno y tecnológico, pero sin pérdida de la esencia del mismo, en el que
a través de un bello power point y, en gratificante silencio, recorrimos juntos
el camino hacia la cruz de Jesús.
Ya el sábado nuestro guía,
Toribio, nos introdujo y acompañó en el desierto, en el que no nos encontramos
solos, sino que estamos con Dios: Allí experimentamos no solo el silencio, la
interiorización y la renuncia, sino también la serenidad, la paz, la armonía y
el equilibrio interior y aprendimos a ser conscientes y coherentes con nuestra
opción de vida que es Cristo y a dejar fuera el desánimo y las disculpas.
En un segundo momento vimos que
Dios es el Señor y siempre es suya la iniciativa de la llamada y acompañamos a
Abraham saliendo de su tierra hacia la tierra que el Señor le indicará, sin
saber donde se dirigía y aventurándose en lo desconocido, asumiendo el riesgo
sin dudas tristes y estériles, hacia un horizonte luminoso y tomar posesión de
la tierra que el Señor le ha prometido.
Después caminamos también junto a
Moisés, recibiendo la llamada como servidores para salir de la comodidad e ir más
allá de lo cotidiano y fijarnos metas constantemente para conquistar nuevos
horizonte, para romper el círculo de lo que quiero para hacer lo que Dios
quiere, para atrevernos a hacer cosas
nuevas con creatividad. Para arriesgarnos poniendo nuestra confianza en Dios,
confiando plenamente en su voluntad.
También participamos plenamente
en el sacramento de la reconciliación, practicamos una sentada por grupos y
celebramos, el domingo, una sencilla pero profunda y emotiva Eucaristía.
Sirva este sencillo resumen de
unas intensas jornadas para agradecer al Señor esta nueva oportunidad para
acercarnos a Él y a los hermanos y para darnos cuenta y valorar en su justa
medida este tesoro que el Movimiento pone a nuestra disposición cada año. Y dar
las gracias a los organizadores del Sector de Palencia y Salamanca por su
preparación, interés y generosidad con la que nos atendieron en todo momento.
J. y C.
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