¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
mi alma en el más profundo centro!,
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
...¡Oh cauterio süave!,
¡oh regalada llaga!,
¡oh mano blanda!, ¡oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!,
matando, muerte en vida la has trocado.
...¡Oh lámpara de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su Querido!
...¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras!,
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
¡cuán delicadamente me enamoras!
que tiernamente hieres
mi alma en el más profundo centro!,
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
...¡Oh cauterio süave!,
¡oh regalada llaga!,
¡oh mano blanda!, ¡oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!,
matando, muerte en vida la has trocado.
...¡Oh lámpara de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su Querido!
...¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras!,
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
¡cuán delicadamente me enamoras!
San Juan de la Cruz
(1542-1591)
(1542-1591)
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