Vivir sin que nada nos escandalice. Vivir sin tener un concepto tan equivocado del mundo que choquemos constantemente con él. Vivir sin ser espíritus asustadizos, enojosos y enojados con todos.
Vivir desde el ser. Un vivir serio, una ecuanimidad espontánea, fruto del orden en que está todo nuestro ser.
No caer en el engaño de creer que es más agradable a Dios la intransigencia, que la tolerancia prudente.
No creer que es más eficaz el rigor que la benevolencia.
No creer que es celo lo que es amor propio.
No creer que es más eficaz el rigor que la benevolencia.
No creer que es celo lo que es amor propio.
Todas las cosas ejecutadas por la criatura humana tienen errores. Tú huye de las que surgen del exceso de justicia, de rectitud e intransigencia. Y prefiere las que te orientan a ser bondadoso, sencillo, humilde y abnegado.
Son recomendaciones escritas por San Pedro Poveda y que creo tienen plena vigencia en nuestra Iglesia actual.
Alejandro Córdoba
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