Jesús nos cura. En los brazos del Padre, del Abba, Él nos invita a una
medicina que nunca falla: la oración. Como bien dice Patxi: “La solución es orar”.
Además el médico tiene un panel para revisar nuestra vista. ¡Qué
interesante! ¿Somos capaces de descubrir y de vivir lo que indica el
mejor oftalmólogo del mundo? “Amaos unos a otros como os he amado”. Casi nada.
El mundo triste, en crisis, la Iglesia envejecida, la humanidad
doliente… Todos se ponen a la cola. Quieren experimentar el cuidado y la
cura de Jesús. Quieren sentir lo mismo que la suegra de Pedro, esa mano
suya cargada de ternura, que sana y libera de la fiebre, de la
postración, del inmovilismo.
Oración:
Sánanos, Señor, Jesús. Sana nuestras fiebres, nuestras heridas. Sana a
este mundo sufriente. Y después de la curación, como la suegra de
Pedro, pongámonos a servir. Tú eres la medicina que el mundo, la Iglesia
y todos nosotros necesitamos.
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