miércoles, 8 de julio de 2015

El scrabble

La “D”, la “I”, la “O”, la “S”… no son las letras de mayor valor en este viejo juego. Sólo uno o dos puntos se suman con cada una de ellas. La palabra como tal no es larga. Únicamente dos vocales y dos consonantes. Tampoco se pueden hacer demasiadas combinaciones estratégicas con ellas. Sindiós da más puntos. Endiosar añade cuatro letras que en un momento clave pueden hacer ganar la partida.

Eso sí: no hay que olvidar que el tablero y sus casillas tienen un papel fundamental que es necesario considerar. No es lo mismo colocar DIOS en un lugar o en otro (como en la vida misma). Podemos desde duplicar el valor de una de las letras hasta multiplicar con un triple tanto de palabra. Conviene insistir: No es lo mismo colocar DIOS en un lugar o en otro.

Y por eso, algo a tener en cuenta: el juego consta de cinco “D”, seis “I”, nueve “O” y seis “S”. Al terminar la partida DIOS está presente en cada rincón. A veces se le intuirá en la “D” en palabras como donar. Se colará en la “I” con la que comienza ilusión y que se encuentra en alegría; en la “O” que está en amor y en la “S” de servicio. Solidaridad las contiene todas y más de una vez. Mucha presencia de Dios en esta palabra…

Alrededor del tablero acontece la vida de la familia, los amigos, conocidos, compañeros de trabajo en un rato distendido,… quizá pasando el tiempo, quizá en un torneo organizado, entre risas, compitiendo, aplicando las normas o saltándoselas. La VIDA, que contiene la “I” y la “D”.


¿Jugamos?

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