sábado, 18 de junio de 2016

Los sueños que sanan

Hay que tener alma de soñador. Hay que imaginar mundos mejores, para después imaginar la forma de construirlos. Hay que intuir novedad, mejora, una humanidad más plena. De noche uno imagina. Sueña despierto, en esa última hora antes de quedar dormido. Todo parece más fácil, posible, cierto. Y aunque luego, con la luz del día, los contornos se vuelven más reales y las metas más difíciles, ¿por qué no mantener encendida la llama de la esperanza? ¿Por qué limitarse a arrastrar los días cuando podemos elevarnos y mirar desde una altura hecha de evangelio, de bienaventuranza y de la bondad humana?
¿Cuáles son tus sueños en este momento de la vida?


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