Algo
que nos hace muy humanos es la posibilidad de imaginar diversas situaciones,
aunque no las hayamos vivido ni las vayamos a experimentar; la conciencia que
tenemos del tiempo; la capacidad, no solo de recordar el pasado –dicen que los
elefantes también tienen memoria- sino de soñar futuros. A veces los recuerdos,
y las expectativas, nos duelen. Otras veces nos ilusionan. En ocasiones,
mirando al pasado, nos vence la nostalgia, pero otras es memoria agradecida. En
cuanto al futuro, puede ocurrir que veamos un horizonte radiante, que
entusiasma y anima. O una nube amenazante. Y, con todo, qué triste sería no
poder evocar lo vivido ni anticipar lo que está por venir. Qué triste sería no
poder imaginar futuros. Y trabajar por ellos.
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