“Si quieres saber quién soy yo, no me preguntes dónde vivo, o lo que me gusta comer, o cómo me peino; pregúntame, más bien, por lo que vivo, detalladamente, y pregúntame si lo que pienso es dedicarme a vivir plenamente aquello para lo que quiero vivir”.
Lo escribe Thomas Merton en “Mi argumento ante la Gestapo”
No vale la pena deambular por este mundo de forma descontrolada y andar como perro perdido sin collar.
Es conveniente reconocer la necesidad de buscarnos a nosotros mismos; de ahondar en ese mundo interior que nos revela que hay algo que inquieta, que preocupa, que desconcierta.
Es conveniente, y necesario, dar al factor “trascendencia” la importancia que se merece. Tener en cuenta el impacto que puede tener en nuestra vida. Afrontarlo desde el convencimiento de que es una señal de madurez.
Alejandro Córdoba
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