lunes, 20 de junio de 2016

Papa Francisco y la Familia, en el año de la Misericordia: actos especiales: Santo Rosario y Sacramento de la Reconciliación


            En este Año Santo, todos los días a las 6:30 p.m. se reza el rosario en la Plaza de San Pedro. Allí, diversas parroquias de Roma, institutos religiosos, confraternidades, entre otros, se reunirán para rezar.

            La razón nos la da el Papa en la bula de convocatoria: “nadie,  como María, ha conocido la profundidad del misterio de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina, porque participó íntimamente en el misterio de su amor.

Sabemos que la misericordia se obtiene, entre otros medios, a través de la confesión y la conversión. Por esta razón el Papa Francisco ha querido que el sacramento de la reconciliación tenga un espacio especial para la peregrinación jubilar. Siempre ha de haber,  durante este tiempo, confesores disponibles en el llamado Brazo de Carlo Magno, al costado de la Basílica de San Pedro.

Además ha de haber “misioneros de la misericordia a los que cualquier obispo podrá invitar, en su diócesis, para confesar y absolver de los pecados que normalmente están reservados a la Sede Apostólica como son los de la profanación de la Eucaristía, y los pecados relacionados con el aborto, sin necesidad de recurrir al obispo.

En conclusión, éste es un jubileo que incluye, en las celebraciones de San Pedro, el rosario y la confesión sacramental como dos medios sencillos para obtener la indulgencia plenaria, siguiendo aquella Divina Misericordia que San Juan Pablo II aprendió a amar con Santa Faustina Kowalska, y que hace que todo jubileo sea un verdadero momento de gracia para toda la Iglesia y todo el Pueblo de Dios.

                                                                                  Fernando

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