Este año las elecciones generales coinciden con el tiempo de
Adviento. Decimos que es un tiempo de espera y de esperanza, decimos que es un
tiempo de búsqueda, de deseo, de preguntas. Comienzan los preparativos, el
prepararnos desde la consciencia de que Dios viene y nace. Y lo más grande de
todo, es que el Dios en el que creemos los cristianos es un Dios encarnado, que
no hace teología en el cielo, sino en la tierra y en la historia.
Y
es aquí y ahora, en este momento histórico que vivimos, en este momento social,
económico, y político que pide compromisos fuertes donde una vez más, y no son
tantas, la ciudadanía española está llamada a las urnas.
Llevamos
semanas viendo a nuestros líderes políticos en debates televisivos, en
entrevistas de radio, prensa, les hemos visto cantar, bailar, cocinar y hasta
hacer deportes de riesgo. Les hemos visto responder directamente a las
preguntas de la ciudadanía, y todo ello replicado y comentado desde el mayor
micrófono del mundo, internet.
Ustedes
desde su libertad de pensamiento sabrán lo que les convence y lo que no, lo que
aplauden y lo que desaprueban, pero como cristianos todos y todas estamos
invitados a hacer un discernimiento desde nuestra fe, a hacer de este tiempo
preelectoral un tiempo de espera y esperanza, un tiempo de búsqueda, de deseo y
de preguntas. ¿Desde dónde miro el mundo? ¿Cuáles son mis líneas rojas? ¿Cuáles
son mis valores y fundamentos?
En
estos últimos tiempos la llamada a la vocación política a la que estamos
llamados como cristianos está reviviendo, y es que no podemos separarlo de
nuestra fe. Por eso estamos llamados a participar y votar el día 20 de
diciembre desde la consciencia y libertad de nuestra opción, al igual que
estamos llamados a la consciencia de saber que ser ciudadano o ciudadana es
mucho más que depositar un voto.
Sea
cual sea el resultado electoral, parece algo claro, que la España que viene ya
no será bipartidista, que el arco electoral será multicolor y que sea quien sea
el presidente, y lo digo en masculino porque no hay ninguna mujer, tendrá que
aprender a escuchar, negociar y pactar con otros. Ojalá estemos a la altura de
este tiempo histórico en el que el Dios de la vida, que quiso nacer pobre, se
hace presente.
Ana Vázquez Ponzone
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