Tú que le has sentido dentro, busca y camina, sal a su
encuentro, vuelve adonde le viste, camina y corre a su lado.
Buscador
de Dios, porque un día te habló muy dentro, te trató como nadie lo había hecho,
te puso un nombre nuevo y te descubrió quién eras.
No
te importe que ahora no le sientas, no te asustes cuando te encuentres vacío,
no temas si a veces dudas y piensas que todo fue un sueño.
Sigue
adelante, rastrea su presencia, ponte a tiro. Recuerda esos días en que lo
intuiste, vive de ellos pero camina en su búsqueda.
No
intentes retenerle, pues se te escapará. No te acostumbres a Él, pues siempre
sorprende. Cuando creas que ya lo sabes todo, vuelve a aquel momento en que
buscabas a oscuras y deja entonces que te asombre, ilumine y desborde.
Buscador
de Dios, no estás solo, Él va contigo. Junto a ti caminan otros con los que
puedes compartir, dejarte enseñar y aprender.
Vuélvete
hacia dentro y busca, sal hacia fuera y comparte. Confía y agradece, ora y
camina. Busca siempre, aunque quizá cuando te canses y pares, Él te
encuentre.
Dani Cuesta, sj
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