En el tiempo de Adviento María es
siempre una presencia llena de significado. La madre que espera, la mujer que
acoge la palabra, la muchacha que arriesga, la amiga que ayuda, la creyente que
calla y medita. Todo esto lo encontramos en María. Que se convierte en espejo
en el que mirarnos. Porque también nosotros necesitamos acoger, arriesgar,
servir y dejar que la buena noticia sea semilla que arraigue en la tierra que
somos. Dos miradas a María pueden ayudarme hoy a pensar en mi propia forma de
estar en adviento. La mirada a la mujer que habla y la mirada a la mujer que
ama.
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