Cada
vez que cedemos a lo conveniente, sacrificando lo justo. Cada vez que el amor
se apaga. Cada vez que un adiós es para siempre. Cada vez que decimos palabras
hirientes que no tienen vuelta atrás. Cada vez que, buscando a Dios,
encontramos un silencio despoblado. Cada vez que sepultamos la verdad tras la
fachada de lo útil. Cada vez que es el odio o el despecho lo que guía nuestras
acciones. Cada crítica innecesaria, que solo aporta dureza al mundo. Cada vez que pasamos
de largo, sin mirar a la cara del hermano herido, acaso por llegar temprano al
templo. Todas esas veces, tú vendrás a buscarnos.
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